El poder del Jazz con la cocina italiana
Sepia, un restaurante que con la inventiva de su chef Julián Martínez, trae un menú con elementos mexicanos e italianos, acompañado de la balada del jazz a la luz de las velas.
Por: Karla Salinas Valadez
El cántico de los instrumentos de viento interpretando clásicos del jazz, en un lugar cubierto por un aura de relajación, donde el aroma de los ingredientes inunda el lugar, de la mano de vinos únicos.
Es así que conocimos Sepia, que con la experiencia del chef Julián Martínez representa la cucina italiana en la CDMX, que además cautivar el paladar fue acompañado de música jazz en vivo.
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Iniciamos con un gnocco frito, un pan frito que ha cada mordisco desprendía una textura crocante, acompañado del crémor de la burrata de sabores intensos, para que sobresaliera el gusto de la mortadela con pistacho, embutido que sobresalía el sabor del fruto seco.
Continuamos con el antipasti, un entrante cubierto por un río de queso asiago caracterizado por una sensación espesa y pastosa, que nos recuerda la fuerte cultura e historia de Italia, para culminar con un croqueta de cola de res, inundando nuestro paladar en un bocado.
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En un menú italiano nunca puede faltar la pasta, es así que llegó el casarecce, una pasta gruesa hecha en casa, de la mano con un ragú de frutos del mar, bañado en un velouté de calabaza, convirtiéndose en una fusión entre los elementos del mar y de la tierra.
Desfilaban los platos en cada mesa, para que llegara el secondo piatto, una carne estofada en vino con un intenso color caoba que se fundía con la proteína, para ser acompañado de un puré de papa denso y verduras orgánicas al vapor.
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Para terminar la experiencia, cerramos con la opción dulce, una esponja y helado de yogur cubierto por la confitura de limón, una obra de arte que se funcionaba con unos cubos de crema de pimienta rosa y un couli de frambuesa, no solamente enamoraba a la vista, también hipnotizaba la mezcla de sabores y temperaturas de cada elemento.
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Un menú que impresionaba por la aplicación de técnicas y recetas, además de marcarnos por la selección de vinos, que permitía un maridaje acertado con cada uno de los platillos.
Noche que además de ser acompañado por un menú degustación, fue amenizado con jazz, una selección de melodías que permitía el disfrute del todo, veladas que todo amante de la gastronomía y música enamorara.
