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Nido, un Oasis gastronómico en Los Cabos

Con una combinación entre comida asiática y tintes mexicanos, Nido destaca por su sofisticación, servicio y gastronomía.

Por: Héctor Meza

Entre la bravía del mar y la serenidad de la tierra, se erige una estructura de ramas entrelazadas que refleja aquella vivacidad con un sutil toque de elegancia esperando a ser descubierto.

Se trata de Nido, un restaurante al interior del hotel Viceroy en Los Cabos que mantiene un equilibrio perfecto desde su arquitectura, hasta su gastronomía asiática con tintes de cocina mexicana.

Ideal para aquellos que buscan algo distinto, su experiencia inicia en la coctelería, misma que se puede gozar con un cóctel Sakura que lleva sake con lichi, ginebra, jugo de limón, té negro y jamaica.

Cuya estética perdura, hasta el momento de llegar a mezclar todos los ingredientes del cóctel, para resaltar ciertos sabores en boca.

Lo ideal es comenzar con la cocina fría y es por eso que a la mesa se puede pedir para iniciar  unos rollitos de tar tar atún y salmón con algas picantes en la parte de arriba, que resultan agradables al paladar.

Después uno puede probar su Hamashi tataki, el cual es un pez japonés que viene sellado ligeramente y acompañado con una salsa ponzu con mantequilla, trufa y kosho habanero.

Al llevarlo al paladar, uno puede encontrar una riqueza de sabores e inclusive destacar el n ligero toque cítrico y picante con el pescado.

Un imperdible, es el tiradito de pulpo que viene acompañado con una vinagreta de alga picante,  salsa mexicana, puntos de musse de aguacate y hojuelas de chile serrano acompañadas con unas chips.

Al paladar resulta como una explosión de sabores, que hace que te pidas más por la sensación de texturas que genera y resalta una capa dulce con molusco que lo hace especial.

Al paso de la tarde noche, la iluminación hace que aquel restaurante se convierta en un ambiente ideal para parejas con aquella tranquilidad y calidez en el servicio.

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Llega el momento de dirigirse a la comida caliente, es por ello que como segundo tiempo de comida se puede disfrutar con un vino tinto trivarietal, un Blend Calixa de Monte Xanic.

Dentro de las opciones de cocina caliente, se encuentra su tradicional bun de pork belly con zanahoria y mayonesa miso, que resalta ciertos contrastes en boca.

La especialidad de la casa es el Robatayaki que llega a la mesa en un asador con tres variedades, una de pastor con piña y un toque de cilantro; con camarón a la talla;  y unos espárragos con tocino y mostaza con habanero, dando apenas un ligero toque de picor.

Al llegar el momento del postre, es vital pedir el  cheescake japonés acompañado por un sorbete de frutos rojos y wasabi con toques cítricos de yuzu para balancear.

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Este platillo mantiene el perfecto equilibro para aquellos que gustan del dulzor, sin llegar a empalagarse, además de que en boca su textura se siente como si te comieras un algodón de azúcar.

Y al combinarlo con el sorbete, genera una explosión de sabores en boca, generando ese toque de cierre, que deja feliz a cualquiera con una cena completa.