Descubre la única biblioteca del vino en la Ciudad de México
En el Wine Bar del Concurso Mundial de Bruselas los espirituosos del vino podrán disfrutar de una copa galardonada y a la medida
Por: Héctor Meza
Ubicado en el corazón de Paseo de la Reforma, destaca un lugar en la Col. Juárez por su fachada blanca y estructura construida por Antonio Rivas Mercado, en su interior alberga un lugar especial para los espirituosos del vino y aquellos que busquen su copa ideal con bebidas galardonadas.
Se trata del Wine Bar by Concours Mundial de Bruxelles, el único recinto que combina rasgos arquitectónicos únicos, un toque de modernización y un sin fin de matices por la gran variedad de etiquetas que dan vida a esta biblioteca.
Remodelado por la arquitecta Fernanda Arriola y la interiorista Alejandra Medina con apoyo de Carlos Carreño en la iluminación, el recinto con el número 23 de Copenhague ha tenido diversas modificaciones a lo largo del tiempo, desde ser una residencia privada en la década de los 1960´s, hasta un pub británico conocido como el “Piccadilly Pub” adquirido por la familia del rey Fernández y Jane Pearson hasta 1972.
Desde la entrada, se observan sobre una de las paredes 18 opciones de copeo que cambian semanalmente para que los comensales puedan probar algo distinto en cada visita.
El primer salón destaca por acabados únicos que van desde una pared de corchos, la barra que guarda un lugar para los mezcales, otro para los amantes del té y un vitral donde se miran los distintos tamaños de cristalería fina Bohemia Royal Crystal que ofrecen y van desde los 50, 100 y 150 ml para probar un par de vinos.
A un costado de la cristalería yace el showroom de Meiko, que contiene la primera máquina de limpieza iClean UM en México y elimina el 99.9% de las bacterias que se albergan en la cristalería.
Adentrándose más, uno puede observar un espacio dedicado exclusivamente a los vinos de Ningxia, región productora ubicada en el norte de China y que se ofrecen 16 etiquetas de dicha región para darlos a conocer mediante catas, exhibiciones y sesiones informativas.
Al atravesar unas puertas transparentes, se llega la parte más emocionante del recinto, la biblioteca de vinos que hoy contiene un total de 450 etiquetas de las cuales la mitad son nacionales y las otras internacionales, además tener capacidad par albergar hasta 3500 botellas y contiene un breve espacio dedicado a una reserva exclusiva de tés que proporciona la Escuela Mexicana del Té y provienen de otros países.
En la sala de 2 pisos sobresalen detalles únicos que invitan a cualquiera a disfrutar del ambiente bohemio, entre los que sobresalen la iluminación, desde la lámpara central en movimiento, y la variación de luz que tiene para focalizar la luz en las mesas donde se lleven a cabo las cata, dejando el cuarto casi obscuro.
Al llegar la hora de ofrecer un servicio, para degustar un vino tinto, llega un Wine Geek, que son personas con formación de Sommeliers que podrán explicar la historia del vino, su textura y darte recomendaciones para combinar con el menú en formato finger food, a cargo del chef ejecutivo Fernando Paquini y pensado idealmente para el maridaje de la oferta vínica.
En el segundo piso sobresale una breve sala que forma parte de United Airlines, la cual es exclusiva de la aerolínea al ser uno de sus socios y contiene también una reserva de etiquetas, no obstante, para que los que busquen más privacidad se cuenta con otro recinto en la parte de arriba que alberga fotos del Concurso Mundial de Bruselas, con una decoración colonial.
Pero como toda casa antigua, el Wine Bar cuenta con un pasadizo secreto, el cual nos deja ver una escalera que data de inicios del S. XX y cuya madera es la original, permitiendo acceder al tercer piso donde se ofrecen clases de la Escuela Mexicana de Sommeliers de Ricardo Espíndola, la Escuela Mexicana de Té o eventos privados.
Convirtiéndolo en un lugar idóneo no solo degustar, sino también aprender del arte del vino. Los precios que uno puede encontrar van desde $50 hasta $500 pesos por copeo convirtiéndolo en un lugar accesible y moldeable a los gustos de un comensal habido de encontrar su copa ideal.