La Gloria Mesón, un rincon colonial en Coahuila
El hotel boutique, es ideal para el descanso y confort, además de que puede considerarse “Una Dama de Épocas y Secretos” de Saltillo, Coahuila.
Por: Héctor Meza
Ah, Saltillo, ese rincón donde el viento no olvida el eco de las historias pasadas. En pleno corazón de la ciudad, yace “La Gloria Mesón”, un hotel boutique reciente, que podría ser más bien una dama de tiempos pasados, resucitada con un toque de modernidad.
A juzgar por su fachada y la promesa que susurra a quien se atreve a acercarse, más bien parece una señora de la alta sociedad, con corsé apretado, pero con una discreta dosis de rebeldía.
El edificio, que podría haber sido testigo de los últimos suspiros del siglo XVIII, muestra orgulloso sus gruesos muros de adobe y piedra, como quien ostenta un buen apellido.
Arcos que se cruzan con gracia, sillar blanco como joyas de otro tiempo, y puertas de madera tallada, que aún conservan los herrajes originales. Ah, si esas puertas pudieran hablar… ¡Cuántas historias de amor, de traiciones y secretos guardados por generaciones!
¿Quién podría resistirse a un lugar de descanso que no es solo un refugio de confort, sino también un pedazo de pasado que se resiste a morir?
Esta casa, tiene más historias que contar de las que uno podría imaginar. Pero lo que la hace aún más intrigante es su historia incompleta, esa que deja a los curiosos mirando los muros, como si la casa quisiera susurrarnos un secreto sin terminar de decírselo.
Un enigma que ha resistido el paso del tiempo con la gracia de una dama de otro siglo.
Y si hablamos de secretos, uno de los más jugosos es el hallazgo durante la restauración: en una chapa de una puerta dentro de una habitación, apareció la inscripción A. S. D. Rafael Múzquiz 1836.
¿Quién fue Rafael Múzquiz? Según documentos del Fondo Presidencia del Archivo Municipal de Saltillo conducen a un personaje conocido. ¡Una figura de aquellas! Gobernador de Coahuila en cinco ocasiones, jefe político de la provincia y, según muchos, el dueño original de esta casa.
Con tantos cargos, poder político y económico, no es difícil imaginar que, tras un largo día de toma de decisiones, se retiraba a esta joya para descansar entre muros que, con el paso de los años, probablemente le sirvieron de refugio y conspiración.
El resurgimiento
Y qué decir de su resurgir… ¡Qué labor titánica! Gracias al trabajo de la familia Castilla Galindo, y especialmente a la señora Diana Galindo, viuda de Castilla, este colosal proyecto vio la luz.
Con paciencia, buen gusto y apego a las estrictas normas del Instituto Nacional de Antropología (INAH), La Gloria Mesón no solo fue restaurada, sino que revivió como una joya de la arquitectura local, perfectamente fusionada con el confort moderno sin perder su esencia de antaño.
Miles de horas, el capital invertido y el cuidado por los detalles han hecho de este lugar un rincón único.
Entrar en La Gloria Mesón es como tomar un sorbo de historia y modernidad al mismo tiempo.
Los altos techos, las vigas de madera que crujen como si susurraran cuentos antiguos, las ventanas que filtran una luz tenue, todo lo envuelve en una atmósfera de elegancia.
El piso de barro pulido, con sus huellas de uso, te invita a caminar con calma, como quien no tiene prisa por salir de la historia que se desenvuelve. Y cuando llegas a las habitaciones, cada una con su propia personalidad, te encuentras con una mezcla de lo mejor de los dos mundos: lo antiguo y lo moderno, el confort y la tradición.
Aquí se destaca que ninguna cuenta con tantos muebles, lo que las hace ver espaciosas.
Las ventanas altas, estrechas, parecen contar la historia de un tiempo en que el sol se filtraba con más pudor, y no la tormenta de información que nos inunda hoy en día.
Pero, si lo que buscas es un verdadero placer para los sentidos, no te puedes perder el patio. ¡Ah!… un rincón que parece sacado de una novela de García Márquez.
En el pasillo hacia el traspatio, una pileta murmura como una vieja amiga contándote secretos. Enredaderas, plantas y un bugambilias con su explosión de color, parecen coquetear con el viento, desafiando el calor del verano y la frescura del invierno.
La Gloria Mesón no es solo un hotel, es una dama de antaño que ha aprendido a disfrutar del siglo XXI sin perder su esencia. Su secreto radica en la combinación perfecta de historia, elegancia y un toque de picaresca: un lugar donde el pasado no se olvida, pero tampoco se teme al futuro.
Y si alguna vez decides quedarte, ten cuidado… podrías enamorarte no solo del lugar, sino también de los susurros que sus viejas paredes tienen para ofrecer.