El Japonez: un espectáculo de aromas y sabores.
El restaurante se reencuentra con los sabores del lejano oriente, distinguiéndose por la innovación y el cuidado de los detalles.
Por: Karla Salinas Valadez
En la gastronomía japonesa podemos observar las técnicas milenarias que al final se convierten en un ritual, pasos que preparan tus papilas gustativas para dar la bienvenida a sabores y texturas complejas.
Entorno que podremos apreciar en el restaurante El Japonez, en su menú preparado sobre una plancha de teppanyaki, donde observamos un espectáculo de aromas y un mise en place de nivel premium.
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A dos cuadras de la avenida Presidente Masaryk nos ubicamos ante los vestigios de una clásica casona caracterizada por su arquitectura colonial, en su interior encontrarás la entrada al restaurante dando un salto en el tiempo, con una fachada moderna que es invadida por la naturaleza.
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El desfile de los sabores
Nos dan la bienvenido con un cóctel de bienvenida, servida con ayuda de un sifón, otorgando una efervescencia fina, sobresaliendo del vino espumoso Cinzano Pro Spritz, acompañado del licor de flor de saúco y limón eureka, cítricos tropicales que nos ayudaran a abrir el apetito.
Inicio el menú con una ensalada, una cama de pasta de arroz escoltado por laminas de pepino, espolvoreado con ajonjolí negro, plato donde persiste la frescura del fruto y ligeras notas de vinagre de arroz que no invaden el paladar.
El segundo tiempo, se compone de cuatro nigiris, donde resaltan las variantes del caviar, los ingredientes ahumados de salmón fresco y el alga nori, después de ingerir cada sushi, nos recomendaron tomar un bocado de jengibre encurtido para limpiar el paladar. Te recomendamos probar tus nigiris sin ninguna salsa, ya que su sazón es único y de esa manera percibes cada nota.
Para el siguiente tiempo, nos tocó usar nuestras manos para recibir un Hand Roll Chu-Toro, cono cubierto de alga nori previamente dorada para potenciar una textura crocante a cada bocado, relleno de atún y hoja de oba. Que al primer bocado podrás percibir la esencia del mar.
Nos acercábamos al plato fuerte, pero antes no podía faltar una tostada de hoja crujiente de oba, cubierta de un ceviche de atún sellado aderezado con ceniza de chile. Aquella tostadita que de un bocado podías disfrutar su complejidad al mismo tiempo.
Para finalmente llegar a la pasta udon, con láminas de hongo shiitake, setas y shimeji hongo oreja, previamente sofrita con la mantequilla de la casa en el teppanyaki, combinado con un filete de huachinango y un rib-eye término medio, retratando los sabores de ambas proteínas junto a la textura consistente de la pasta en boca.
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Finalizando la velada
Cerrando con broche de oro con un Daifuku, la opción dulce que nunca, una crema dulce de licor de melón verde, servido con un helado de jengibre elaborado en el momento con nitrógeno y el tradicional mochi con la textura gomosa y polvosa, para ser decorada con un coral de jengibre, platillo que cada bocado te invita a desear más y que nunca acabe el deleite.
Platillos preparados al momento junto a la explicación del chef, denotando la rica historia que hay detrás de cada receta, resaltando la amplia cultura japonesa fusionada con la técnicas de innovación, lugar que te invita a seguir disfrutando de la velada.
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